sábado, 23 de julio de 2011

INFECCIÓN URINARIA

La infección urinaria es la más común de todas las infecciones bacterianas. Abarca una variedad de cuadros clínicos cuyas manifestaciones dependerán de los mecanismos de defensa de quien la padece y del grado de agresividad y cantidad de bacterias que causa la infección.

Un 2% de los niños y un 8% de las niñas tendrán un episodio de infección urinaria antes de los 10 años de edad.

Un 15% de los hombres menores de 35 años tendrán un episodio de infección urinaria.

Un 25-35% de las mujeres entre 20 y 40 años sin factores de riesgo tendrán una infección urinaria.

De las infecciones que se presentan en un hospital el 40% es de origen urinario.

La mayoría de las bacterias responsables de esta patología provienen del intestino grueso y entran en la vejiga en forma ascendente luego de haberse instalado inicialmente en la uretra, es decir, colonizan la zona uretral y periuretral.

El aparato urinario posee mecanismos de defensa frente a la agresión de bacterias a través del flujo constante de orina que actúa por arrastre, por la presencia de receptores presentes en las células de la mucosa urinaria que son capaces de atrapar a las bacterias y por la acción de sustancias o moléculas bactericidas (destruyen a las bacterias) en la orina.

Si las bacterias vencen estas defensas ganan y generan una respuesta inflamatoria en el individuo (al que llamamos huésped) que de acuerdo a la magnitud y localización de la misma la infección se manifestará como:
  • Pielonefritis aguda
  • Cistitis aguda
  • Prostatitis
  • Bacteriuria asintomática
Pielonefritis aguda
Es la inflamación de la pelvis renal (vía urinaria alta) y del riñón causada por una infección.

Se caracteriza por presentar dolor lumbar unilateral o bilateral (de uno o ambos riñones) que se puede extender al abdomen inferior (bajo vientre) asociado a fiebre, escalofríos, náuseas y vómitos.

Puede asociarse a cistitis.

La pielonefritis aguda se trata con antibióticos durante 10 a 14 días. Dependiendo de la presencia de factores de riesgo y gravedad del cuadro podrá requerir de internación hospitalaria, estudios complementarios y antibióticos endovenosos.
Cistitis aguda
Es la inflamación de la vejiga. La cistitis aguda bacteriana es la inflamación de la vejiga causada por una infección.

Habitualmente se caracteriza por ardor intenso al orinar, aumento de la frecuencia al orinar, a veces incontinencia de orina y con menor frecuencia por la aparición de sangre en la orina (hematuria).

Es más frecuente en las mujeres en edad sexualmente activa. Cuando es recurrente, es decir que repite más de dos o tres episodios en el año, una vez descartadas las alteraciones anatómicas se las vincula con una predisposición biológica a padecerlas y con las relaciones sexuales (cistitis postcoital).

El tratamiento habitual consiste en antibióticos por un período de 3 o 7 días asociados a analgésicos o antiespasmódicos urinarios.

La duración del tratamiento dependerá de si hay factores de riesgo que serán evaluados por el médico.
Prostatitis aguda
Es la inflamación aguda de la próstata provocada habitualmente por el ingreso de orina infectada dentro del tejido prostático.

Los síntomas son fiebre, ardor y dificultad para orinar, dolor perineal (dolor y sensación de peso entre los testículos y el ano).

Existe otra forma de presentación más frecuente que es la prostatitis crónica y se manifiesta como episodios de infección urinaria reiterada y síntomas menos severos (Ver Enfermedades de la Próstata).
Bacteriuria asintomática
Es la presencia de bacterias en la orina en ausencia de signos y síntomas de infección urinaria.
Diagnostico de una infección urinaria
Para el adecuado diagnóstico se solicitará una muestra de orina en condiciones estériles (urocultivo) preferentemente la primera orina de la mañana procedente del chorro medio de la micción previa higiene de los genitales externos (los laboratorios de análisis bacteriológicos entregan las instrucciones escritas para la adecuada recolección, conservación y transporte de la muestra)
Bacterias causantes de infecciones urinarias
En la infección urinaria adquirida en la comunidad el microorganismo más frecuentemente aislado se denomina Escherichia Coli (80%). Otras bacterias involucradas: Klebsiella Pneumoniae, Proteus Mirabilis, Staphylococcus Saprophyticu, Enterococo Faecalis.

En las personas hospitalizadas con enfermedades que alteren sus mecanismos de defensa las infecciones urinarias pueden ser causadas por otras bacterias que pueden ser más resistentes a los tratamientos.
Factores que predisponen a la infección del aparato urinario
1. Obstrucción: es uno de los factores más importantes. Cualquier alteración en la anatomía del sistema urinario que altere el flujo de orina (Ej.: próstata aumentada de tamaño, cálculos, tumores, quistes, divertículos) incrementa el riesgo de infección.

2. Edad: las personas mayores de 65 años presentan una predisposición mayor para el desarrollo de infecciones urinarias por diversas causas.

3. Diabetes: los pacientes diabéticos también presentan mayor predisposición para el desarrollo de infecciones urinarias.

4. Predisposición biológica de las mujeres con anatomía normal de la vía urinaria: existe un grupo de mujeres con cistitis recurrentes que presentan características genéticas que las hacen más susceptibles a las infecciones urinarias. Puede haber antecedentes de infección urinaria antes de los 15 años de edad y antecedentes maternos.
Las relaciones sexuales pueden ser un factor de riesgo (cistitis postcoital).
Cada episodio de cistitis aguda implica en promedio estar una semana con síntomas, 2-3 días con actividad restringida, un día y medio de inasistencia laboral y medio día en cama.
Otras condiciones capaces de presentar ardor al orinar
  • Uretritis: inflamación de la uretra de causa infecciosa donde deberán realizarse estudios para descartar enfermedad de transmisión sexual.
  • Vaginitis: inflamación de la vagina debido a bacterias, hongos o parásitos
Infección urinaria complicada
Se considera que una infección urinaria es complicada cuando presenta más de una condición que aumenta el riesgo de adquirirla o más de una condición que determine un fallo en el tratamiento antibiótico adecuado.
Infección urinaria recurrente
Ante la reiteración de episodios de infecciones urinarias el médico especialista deberá investigar si existe alguna alteración anatómica en los riñones, uréteres, vejiga, próstata y uretra o trastornos metabólicos, hormonales o biológicos que condicionen una nueva infección.

Una vez diagnosticada la causa de la infección recurrente por medio de estudios complementarios (ecografía, urograma excretor, tomografía computada, etc), se indicará el tratamiento específico.
Prevención de la cistitis recurrente en la mujer
  • Estas son algunas recomendaciones generales que deberán ser discutidas para cada caso en particular.
  • Evitar el uso del diafragma y los geles lubricantes que contengan nonoxynol 9 debido a que se altera la flora local, es decir, se destruyen las bacterias “buenas” que mantienen un equilibrio ecológico y son reemplazadas por bacterias más agresivas.
  • En el caso de cistitis relacionada con las relaciones sexuales, se aconseja orinar después del coito para que se laven o arrastren los gérmenes que pudieran haber permanecido en la uretra y vejiga.
  • Una buena hidratación provocaría una dilución de las bacterias y una remoción de la orina infectada por medio del vaciamiento frecuente de la vejiga.
  • El arándano contiene una sustancia que impide la adherencia de determinadas bacterias (Escherichia Coli) a las células de la vejiga motivo por el cual hay quienes recomiendan beber jugo de arándano. Si bien puede indicarse como complemento del tratamiento habitual de la cistitis, aun no existe clara evidencia sobre las ventajas de este producto.
  • Mantener adecuados hábitos de higiene
Infección urinaria y embarazo
Durante el embarazo la mujer debe mantener su orina libre de bacterias.

Deberá efectuarse un urocultivo al finalizar el primer trimestre a fin de detectar bacteriurias asintomáticas, es decir, la presencia de bacterias en el urocultivo sin síntomas que la acompañen.

Un 20-30% de las bacteriurias detectadas precozmente y no tratadas desarrollarán infección sintomática aguda en el embarazo avanzado y un riesgo incrementado de prematurez y nacimiento de niños de bajo peso.

Toda bacteriuria asintomática en el curso del embarazo debe ser tratada con antibióticos. Se realizarán controles periódicos a fin de pesquisar recurrencias.
Sonda vesical e infección urinaria
La colocación de una sonda vesical tiene sus indicaciones precisas.

El riesgo de adquirir una infección dependerá de la duración de la cateterización, de la calidad de la sonda y de las defensas o susceptibilidad del huésped o paciente.

Una sonda vesical puede permanecer colocada durante un período menor a 30 días (cateterización de corta permanencia) o por un período mayor a 30 días (0cateterización de larga permanencia).

A una incidencia de 3-10% por día a los 30 días la mayoría de los pacientes con una sonda vesical tendrá gérmenes en la orina.

Las bacterias que colonizan nuestra uretra se van adhiriendo a la superficie de la sonda formando grupos de gérmenes embebidos en sustancias provenientes del metabolismo bacteriano creándose una especie de membrana incrustada en la sonda y protegida del sistema inmunológico del huésped y de los antibióticos. Por lo tanto, los antibióticos no son efectivos en prevenir la infección asociada a una sonda vesical y sólo conduce a generar bacterias más resistentes.

En el caso de tener un catéter vesical y síntomas locales y generales de infección, se evaluará cada caso en particular para la indicación correcta de antibióticos.

Medidas contribuyen a prevenir la infección asociada a una sonda vesical.
  • Lavado de manos
  • Técnica aséptica de colocación
  • Precauciones durante el manipuleo
  • Usar los antibióticos en forma prudente
  • Limitar el uso de la sonda vesical solo cuando es necesario
  • Mantener un sistema cerrado de drenaje